<strong>Las emociones y el aprendizaje.</strong>
Hoy conocemos que para que un niño o una niña aprenda para la vida, el aprendizaje debe estar enfocado en sus necesidades, sus motivaciones y en sus emociones. Para que el aprendizaje sea uno significativo debe ocurrir una interacción entre los elementos cognitivos, emocionales y fisiológicos (Pekrun, 1992; LeDoux 2000a, 2000b; Dalgleish 2004).
El aprovechamiento académico se ha convertido en el fundamento de evaluar el éxito de los estudiantes. Sin embargo, el aprovechamiento académico está muy relacionado con el desarrollo de la competencia social y emocional. El aprendizaje socioemocional, SEL por sus siglas en inglés, puede ofrecer a los estudiantes las habilidades necesarias para lograr un aprendizaje con significado. Un aprendizaje con significado se refiere a que sea permanente y que el niño o niña pueda construir nuevo significado partiendo de conocimientos o experiencias previas. El aprendizaje está relacionado a la importancia que cada uno le dé. Investigaciones en neurociencia han demostrado que todos utilizamos el 100% de nuestro cerebro, el cuerpo calloso conecta ambos hemisferios cerebrales (izquierdo y derecho) y aunque cada hemisferio está especializado en funciones diferentes no significa que no podamos utilizar simultáneamente ambos hemisferios Recuerde todo aprendizaje comienza por los sentidos, sin estos el cerebro no podría ejecutar.
Lo que sentimos, expresamos, pensamos y actuamos al ver, tocar, degustar, oler y escuchar dirige nuestras maneras de ser y hacer. Es por esto, que el aprendizaje socioemocional es considerado una habilidad necesaria para la vida. Cada uno de nosotros debemos manejar nuestras propias emociones y comportamientos, mantener relaciones saludables y tomar decisiones responsables y pensadas.
Veamos la importancia que las emociones tienen en el aprendizaje.
Cuando se adquiere nuevo conocimiento, la parte emocional y la cognitiva operan de forma interrelacionada en el cerebro. Son las emociones las que “guían” el aprendizaje ya que etiqueta las experiencias como positivas o negativas. Si el cerebro interpreta la experiencia como positiva, el aprendizaje puede facilitarse. Si la experiencia es interpretada como negativa el aprendizaje puede ser evitado. Todo este proceso ocurre en el lóbulo prefrontal de nuestro cerebro.
Las situaciones de miedo o estrés propician una activación de la amígdala que resulta en una liberación de adrenalina, noradrenalina y cortisol, este último tienen un efecto nocivo sobre el aprendizaje y la memoria, bloqueando el proceso cognitivo. Un niño o niña que se siente ansioso, estresado o con miedo a fracasar no puede asimilar el aprendizaje de la misma manera que un niño o niña que tiene autocontrol de sus emociones se siente seguro y comprende que podemos equivocarnos porque más adelante tendrá las herramientas para volverlo a intentar y hacerlo bien.
Los estados emocionales positivos liberan dopamina que, a su vez, estimula, en los ganglios basales, la producción de neuropéptidos. De esta forma, se fortalece las sinapsis que estén activas en ese momento, favoreciendo el aprendizaje. Por lo tanto, las situaciones de bienestar emocional aumentan la eficiencia del proceso cognitivo.
El aprendizaje socioemocional toma un papel protagónico para que los niños y niñas puedan aprender para la vida. Es un viaje a su interior reconociendo sus fortalezas y debilidades para que aquellas que considera debilidades pueda fortalecerlas para tener un desarrollo positivo y un bienestar emocional que propenda positivamente en un aprendizaje significativo, para la vida.
Importancia de la autorregulación emocional y aprendizaje
La autorregulación emocional es un componente esencial para enfrentar y manejar situaciones que pueden provocar estrés. También se considera como una habilidad clave para favorecer un aprendizaje eficaz. Las emociones pueden actuar sobre los procesos psicológicos responsables de enfocar la atención o de resolver problemas, pero, además, porque la capacidad de autocontrol de los propios impulsos en niños y niñas ha resultado ser un indicativo de éxito en el aprendizaje.
La autorregulación emocional es una de las áreas que abarca la inteligencia emocional, y esta es la capacidad de identificar, entender y manejar las emociones correctamente en pos de facilitar las relaciones con los demás. Permitiendo la consecución de metas y objetivos, el manejo del estrés o la superación de obstáculos. Se ha demostrado que el desarrollo de la autorregulación emocional aumenta la capacidad de aprendizaje del cerebro e incide positivamente en el aprovechamiento académico.
Otro componente importante en el aprendizaje es la motivación. La motivación es la fuerza o acción resultante de los componentes emocionales.
Hay 2 tipos de motivación:
Extrínseca: Se consigue por medio de referentes para la acción exteriores al individuo.
Intrínseca: Responde a satisfacer las necesidades y los deseos internos. Por lo que esta última, se manifiesta como un poderoso recurso a favor de la búsqueda del aprendizaje.
¿Cómo podemos mejorar la motivación de los estudiantes?
Conocer a sus estudiantes.
Brindar los últimos minutos de la clase para que se expresen.
Ser entusiasta.
Utilizar el humor.
Variar constantemente la metodología de enseñanza.
Estimular la participación de los estudiantes.
Propiciar que descubran por ellos mismos el conocimiento.
Realizar experimentos o ejemplos prácticos que ilustren la teoría impartida.
Enriquecer las clases con todo tipo de recursos.
Guiar a los estudiantes hacia la búsqueda de su propia motivación intrínseca.
Terminar la clase con interrogantes que estimulen la creatividad.
Utilizar siempre el refuerzo positivo.
Sonreír.
Nuestro Diario Viajero ayudará en este proceso de aprendizaje y regulación de las emociones. Puede conseguir nuestro Diario Viajero aquí.
Referencias:
Dalgleish, T. (2004). “The Emotional Brain.” Nature Reviews Neuroscience. Vol. 5.
Goleman, D (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.
LeDoux, J.E. (2000a). Emotion Circuits in the Brain, Annual Review of Neuroscience, vol. 23, 155-184. LeDoux, J.E. (2000b). Cognitive-emotional Interactions: Listen to the Brain. R.D. Lane & L. Nadel, eds. Cognitive Neuroscience of Emotion. Oxford, UK: Oxford University Press.
Moreno. A, Rodríguez, J. & Rodríguez, I. La importancia de la emoción en el aprendizaje: Propuestas para mejorar la motivación de los estudiantes. 2018.
Pekrun, R. (1992). The Impact of Emotions on Learning and Achievement: Towards a Theory of Cognitive/ Motivational Mediators. Applied Psychology: An International Review, 41, 4, 359-376.